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CRITICA
Por: PACO CASADO
Brian Helgeland es el guionista que ganó el Oscar por 'L. A. Confidencial' (1997). Después debutó como director con 'Payback' (1999) y ahora nos ofrece esta curiosa película sobre la Edad Media, pero reconoce que el cine no es una lección de historia y que las reglas están para violarlas.
Helgeland se salta las normas, pero no de una forma tan salvaje que se convierta en parodia, como hacían los Monty Python en 'La vida de Brian' (1979), ni tampoco de una manera más discreta como hizo Richard Donner en 'Lady Halcón' (1985), que se limitó a variar la música de fondo por una más actual.
Eso es lo primero que se nota en este film y a partir de ahí es como el aviso de que no todo va en serio, comenzando por la historia, en la que el joven William, hijo de un techador, aprovecha la oportunidad que le brinda el destino al morir su señor y toma sus armas para convertirse en un caballero que va ganando torneos por Europa como si se tratara de un campeón deportivo.
Como tal se comporta el público en muchas ocasiones jaleando a su héroe, que tiene su sanchopanza particular y hasta el lujo de un escritor como Geoffrey Chaucer (autor de Los cuentos de Canterbury) como su mejor promotor y falsificador de los documentos que acreditan su falso origen caballeresco.
Y por supuesto no puede faltar el villano de turno y la dama a enamorar.
Un simple pasatiempo que se ve con agrado a pesar de su longitud.
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