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CRITICA
Por: PACO CASADO
Jacques Perrin tras hacer como actor 130 películas y series de televisión, de un tiempo a esta parte descubrió una nueva faceta dentro de la cinematografía como es la producción y dirección de documentales sobre la naturaleza.'
Ahí están algunos de sus títulos de este género como 'Microcosmos' (1966), 'Himalaya' (1999), 'Nómadas del viento' (2001), 'Océanos' (2009) entre otros que hayamos visto en España a donde nos llega ahora el más reciente producido y dirigido esta vez, como los dos últimos, con Jacques Cluzaud, 'Las estaciones' (2015)
Después de recorrer el mundo siguiendo a las aves migratorias y surcar los mares con las ballenas, Jacques Perrin y Jacques Cluzaud regresan con este film con una temática más familiar.
Nos llevan a un viaje a través del tiempo para redescubrir esos paisajes europeos que hemos compartido con animales salvajes desde la última Edad de Hielo que trajo una transformación; se estableció el ciclo de las estaciones, el paisaje cambió, la flora y la fauna evolucionaron y se dio paso a bosque verdes y el hombre le dio la forma del campo que conocemos ahora, aunque a veces también se le achaca el que haya roto el paisaje y destrozado la naturaleza.
La cinta narra la relación entre el reino animal y la humanidad en Europa repasando la historia de la fauna desde la época de las glaciaciones a la actualidad, viajando por los espacios salvajes que quedan en Europeo a través de los ojos de los animales y su convivencia con los seres humanos.
No es la primera película que hacen estos dos directores sobre la naturaleza, como hemos apuntado antes, que como es habitual está muy bien rodada, con muchos animales pero no nos interesa tanto como las anteriores suyas a cuyo guion le falta más texto y algunas explicaciones sobre lo que estamos viendo, puesto que la verdad es que algunas no tienen nada de extraordinario que no hemos visto en multitud de documentales y serie de televisión sobre estos temas.
Filmada en Europa relaciona las estaciones con el mundo animal, aunque a veces se nota que lo que está delante de la cámara no es natural sino que ha sido rehecho para ser rodado expresamente para el film, como la presencia de algunos seres humanos caracterizados, y en este sentido no nos parece que sea un documental natural, aunque su sentido ecologista nos invita a cuidar nuestro mundo.
No obstante interesa, es bonito de contemplar, las imágenes algunas nos da la impresión de haberlas visto ya en otros títulos suyos y otras nos asombran cómo están captadas por las cámaras. El montaje no sigue el orden de las estaciones y en este sentido nos parece un poco caótico, pero en ningún momento es aburrido.
Tiene una buena ambientación en la banda sonora del habitual compositor Bruno Coulais que acompaña a la extraordinaria fotografía realzando la belleza de sus imágenes.
Hubiera resultado más educativo con más texto explicativo.
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