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CRITICA
Por: PACO CASADO
El joven director barcelonés Oriol Paulo comenzó como guionista entre otros de 'Los ojos de Julia' (2010), que escribió en compañía de Guillem Morales, y de 'Secuestro' (2016), debutó en la dirección con 'El cuerpo' (2012), con guion escrito con su esposa Laura Sendim, un thriller truculento cuyos fallos hacía perder su credibilidad.
En esta ocasión, con su segundo largometraje como director, 'Contratiempo' (2016), vuelve a incidir en el género del thriller con un guion propio en solitario en el que también cae en los mismos errores. Así que ni contigo ni sin ti tiene sus males remedios, como diría la copla.
Adrián Doria es un empresario de éxito, que lo tiene todo, poder, dinero, una buena familia, pero es frío, calculador, y cree que para llegar arriba hay que pisar a la gente, cuando él empezó de la nada y ha llegado a lo más alto.
Un día es acusado del asesinato de una fotógrafo de modelos, que es su amante, aunque él se declara inocente.
Para defenderse contrata los servicios de la mejor preparadora de testigos del país, Virginia Goodman, con quien trabaja contra reloj para encontrar un argumento que le libere de la culpabilidad del asesinato y consecuentemente de la cárcel.
Pero la aparición de un nuevo testigo de cargo hace peligrar su estrategia, viéndose obligados a recomponer las piezas y con el tiempo en contra.
Es una historia de traiciones, de actuaciones equivocadas, secretos y verdades a media de lo que se derivan fatales consecuencias en este thriller claustrofóbico.
Oriol Paulo vuelve al género con otra historia de suspense psicológico, con drama judicial, en la que quedan al descubierto los límites del ser humano que muestra sin pudor, que habla de la sed de poder en una película con personajes que presentan dos caras y nada es lo que parece.
Una pareja de amantes, un accidente de tráfico y miedo a que se les descubra y en frente los padres de un chico desaparecido que quieren destapar la verdad, no por venganza sino por justicia, en un puzzle que el espectador ha de montar con piezas repetidas. Dos personajes que se enfrentan a la mentira y el tiempo, sin margen de error a la equivocación, ni para dudar.
Él ha sido encontrado por la policía en una habitación de hotel cerrada por dentro, sin posibilidad de salir y con un cadáver.
Posee un guion con una intriga muy interesante que es contada desde distintos puntos de vista y ángulos diferentes de los diversos personajes que intervienen en la complicada trama en la que los giros bruscos que se producen van sorprendiendo al espectador a cada paso que avanza, pero los agujeros de la trama y algunos pequeños errores se podían haber evitado desde la puesta en escena, ya que son tan ingenuos y evidentes que resulta increíbles que no se hubieran tenido en cuenta.
El guionista es más astuto y supera al director.
Paulo es aficionado a la literatura negra y en este su segundo trabajo se notan influencias de algunos títulos del género,por ejemplo el accidente recuerda a 'Muerte de un ciclista' (1955) con la pareja que provoca un asesinato que no declaran a la policía, con personajes que no son lo que parecen que trae a la memoria 'Testigo de cargo' (1957) o 'Vértigo: De entre los muertos' (1958), la cuestión de la doble identidad de 'Doble cuerpo' (1984) o el típico crimen en el que el asesino se queda encerrado en su propia trampa junto al cadáver, que hemos visto en algunos títulos anteriores.
Los errores que un avispado espectador irá cazando al vuelo hace su visión más entretenida y al terminar la proyección sale de la sala comentándolos o con ganas de volver a verla para completar el catálogo de fallos.
En la interpretación mejor las mujeres, Bárbara Lennie y Ana Wagener, que Mario Casas.
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