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CRITICA
Por: PACO CASADO
Tercera y última entrega de la trilogía que describe la turbulenta y sensual relación de Anastasia Steele y Christian Grey muy dirigida al público eminentemente femenino.
En esta ocasión, Grey accederá a los propósitos de Anastasia, que se somete voluntariamente a sus deseos sexuales, nunca considerados violencia de género, con tal de mantenerse a su lado.
Fundiendo sus vidas como si fueran una sola, Grey ha demostrado que quiere poner el mundo a los pies de la joven, pero no sabe si será suficiente.
A pesar de su necesidad extrema de protegerla en todo momento, ambos están enamorados y siguen sus caminos juntos.
Ana y Christian se han casado y tras una luna de miel en París y la Costa Azul se disponen a vivir una vida tranquila y llena de riqueza, pero pronto se interrumpe ésta y regresan a Seattle porque surgen nuevas amenazas que ponen en peligro su proyectado final feliz.
Las dos primeras entregas recaudaron 765 millones de euros en las taquillas, por lo que era de esperar que a la vista del éxito comercial tuviera lugar esta nueva entrega que, esperamos sea la última, a pesar del nuevo éxito que se le augura a la misma a juzgar por la expectación despertada y por el arranque espectacular que ha obtenido en el primer día de su estreno.
De nuevo anotamos la endeblez de su argumento que tiene una primera hora que arranca con la boda, tras la cual prácticamente no ocurre nada, en la que ambos creen haber dejado atrás la parte más oscura de su pasado, no así los celos de Grey.
Como ocurría en las dos entregas anteriores, es rellenada con las escenas eróticas un tanto sadomasoquistas light de la pareja, sin que lleguen a completarse, aunque aquí la batalla de los sexos se ha equilibrado un poco.
En el tramo final se le añade algo de intriga policiaca con una conspiración criminal que pone en peligro la integridad de la pareja, para terminar en el previsible final feliz, como era de esperar, para complacer a la audiencia, principalmente femenina, que ríe algunas gracietas y disfruta con el ambiente de lujo en el que vive la pareja, con guardaespaldas, mansiones grandiosas, coches de alta gama, yate y avión particular privado para dirigirse a cualquier parte del mundo, siempre disponible, todo ello realzado por la cámara de John Schwartzman que le saca brillo a la fotografía para que reluzca más el lujo.
Bajo la dirección de nuevo por segunda vez de James Foley, Jamie Dorman y Dakota Johnson vuelven a encarnar al millonario Christian Grey y a la inocente joven Anastasia Steele en el nuevo capítulo de esta saga erótica basada en los libros de E.L. James que han sido superventas en medio mundo.
James Foley es un director artesano que había hecho anteriormente discretos productos que sacaba adelante con cierta solvencia, como 'Pasión obsesiva' (1996), 'Cámara sellada' (1996) o 'Seduciendo a un extraño' (2007), pero desde que se hizo cargo de la segunda entrega de esta serie, no hace más que poner su oficio al servicio de esta simpleza de guion, demasiado fiel al libro, lleno de clichés, falto de ritmo, resaltando la superficialidad y elegancia de la historia.
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