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CRITICA
Por: PACO CASADO
La trama antibélica que propuso el autor francés Pierre Lemaitre en su exitosa novela, Premio Goncourt 2013, gira en torno a dos supervivientes, Édouard Péricourt que es un ilustrador y Albert Maillard un contable, de la Primera Guerra Mundial, que deciden realizar una gran estafa con los homenajes a los caídos en la contienda.
En las trincheras Édouard queda tremendamente desfigurado al salvar la vida a su compañero Albert al que apenas conoce.
Éste intenta devolverle el gran favor a lo largo de su vida ya que el chico pierde la mandíbula como consecuencia de una bomba intentando ayudarle y prestarle su apoyo.
Tras el conflicto bélico se convierten en una pareja inseparable.
Con sus destinos unidos de por vida por ese acto heroico, los dos amigos malviven en el París de la posguerra donde el talento artístico de Édouard servirá de germen para una estafa a escala nacional al montar un negocio aprovechando sus habilidades pictóricas.
Oculto en una sucesión de máscaras e imposibilitado para hablar, le obliga a encontrar nuevas maneras de hacerse entender, con el cuerpo, la mirada.
Es un retrato de la posguerra en el que se tocan varios géneros. Empieza como una película de guerra con una batalla inicial espectacular para después convertirse en un drama de la relaciones entre padre e hijo, pero es también algo excéntrica e impactante.
Las máscaras que usa Édouard para cubrir el rostro deformado, son una maravilla de diseño de una gran belleza algunas de ellas.
Es también un film de cómo el abuso de los poderosos provoca que especulen con los beneficios que aporta la guerra ya que viven obsesionados con ganar más a costa de los pobres que siguen padeciendo en la miseria que ocasiona el conflicto bélico, como la infelicidad, la pérdida de vidas humanas que pasa factura durante décadas, aunque también se puede dar la bondad con en este caso.
El guion comienza con el arresto de Albert, y a partir de ahí, en un largo flash back, éste nos va contando la historia de cómo sucedieron los hechos partiendo de la guerra hasta llegar a ese momento presente.
Hay algunos giros que nos parecen un poco forzados, o detalles de cómo se entiende la niña con Édouard que no es muy creíble, pero no tienen una mayor importancia.
D irigida y protagonizada por el veterano actor Albert Dupontel, que supone su sexto largometraje como director, con sello de calidad, se trata de un relato de época sobre la amistad, la camaradería en el ejército y en la vida, la relaciones padre-hijo y el dolor que siempre deja la guerra con un alegato antibelicista que conduce a la redención, la reconciliación y el amor, que juega con los géneros y el tono, con una libertad que la distingue de las historias épicas americanas cuyas maneras emula, ya que el buen diseño de producción, en el que destacan las máscaras con las que oculta su rostro el protagonista, le dan una cierta personalidad.
Pero los aciertos de esta cinta no se limitan a lo superficial, Albert Dupontel, que también firma el guion con el novelista, transmite a la historia la personalidad del protagonista con un sentido del humor que le viene bien a una historia basada en la tragedia algo que nunca pierde de vista, con una buena estructura narrativa.
Cuenta con una acertada fotografía y sobre todo una inspirada música, así como una buena ambientación de la época a lo que contribuye el cuidado vestuario.
En el capítulo interpretativo Albert Dupontel encarna a un personaje que representa la bondad, mientras que el argentino Nahuel Pérez Biscayart oculta su trabajo bajo la máscara.
Ambos están bien respaldados por la veteranía de Niels Arestrup.
Únicamente le superó en los premios César '120 pulsaciones por minuto' (2017), de Robin Campillo, donde curiosamente el protagonista ganó el César por esta otra como mejor actor revelación.
Cinco premios César: dirección, guion adaptado, fotografía, decorados y vestuario.
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