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CRITICA
Por: PACO CASADO
La evolución que está sufriendo el moderno cine francés se hace igualmente patente en el cine negro de esta nacionalidad.
Y quizás uno de los que más han aportado en este sentido haya sido Eddie Constantine al crear un tipo nuevo de defensor de la justicia; hombre dinámico, don juan, atleta y buen luchador, que enamora fácilmente a las damas y se deshace con asombrosa rapidez de sus enemigos.
Tras la creación del personaje de Lemmy Caution, ha surgido, entre otros, el de “el gorila” que empezó reencarnando otro duro del cine francés, Lino Ventura.
En esta ocasión Ventura ha sido sustituido por Roger Hanin que más fuerte y corpulento esté da mayor sensación de potencia haciendo más honor al apodo.
Esta evolución del género ha dado lugar a la introducción dentro del mismo a la lucha libre y al kárate que enriquece los atractivos de la clásica pelea a puño limpio.
La película, por tanto, no pretende otra cosa que dosificar a través de un sencillo argumento varios encuentros del protagonista con una auténtica pléyade de enemigos de los que se deshace con habilidad y maestría sorprendentes.
Con desparpajo y desenfado transcurre todo el film con limpia fotografía y sacando partido en algunas ocasiones de estos encuentros realizados casi en forma de ballet, montados generalmente con agilidad.
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