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CRITICA
Por: PACO CASADO
El cine francés se ha preocupado siempre de la infancia, ahí están las películas 'Los cuatrocientos golpes' (1959) y 'El pequeño salvaje' (1969) de François Truffaut, 'Juegos prohibidos' (1951) de René Clement, 'Hoy empieza todo' (1999) de Bertrand Tavernier, Zazie en el metro (1960) y 'Adiós, muchachos' (1987) Louis Malle, como algunos ejemplos elegidos al azar.
Ahora nos llega la de un debutante, 'El novato' (2015).
La primera semana de Benoît, un chico de 14 años, en su nuevo instituto no transcurre como esperaba; pronto se ve aislado y siendo objeto de burla de sus compañeros.
Un día llega Johanna, una nueva compañera, sueca, y se integra perfectamente en la pandilla más popular por lo que Benoît, siguiendo los consejos de su tío Greg, organiza una fiesta en casa e invita a toda la clase, lo que será una buena ocasión para hacerse popular y acercarse a Johanna, pero...
Una comedia adolescente con la que debuta su joven director, Rudi Rosenberg, en la que hace un buen retrato de la infancia y primera juventud, sin caer en el paternalismo, ni en moralejas fáciles, contada desde el punto de vista del nuevo, llegado de Le Havre, porque su familia se ha trasladado a París por motivos de trabajo, que es víctima de los veteranos y tiene problemas para hacer amigos, lo que es expuesto sin llegar al drama, con cierto humor y algo de ternura.
Está llevada con buen ritmo, de manera fresca y con un notable manejo de los jóvenes actores sobre los que recae todo el protagonismo a pesar de ser todos ellos debutantes, que se comportan con una gran naturalidad.
Hay que resaltar que Rudi Rosenberg, actor devenido a director, a pesar de ser su primer largometraje como tal, sin embargo ya había realizado dos cortos sobre este mismo tema de la adolescencia, por lo que tenía cierta experiencia al respecto sobre el cambio de colegio, los primeros amores, hacer nuevos amigos, etc.
En el guion pone de su cosecha sus propias experiencias vividas de cuando tenía esa misma edad y define bien a los distintos tipos de alumnos; el gamberro, el chuleta, el payaso, la chica tímida o la disminuida física, el de buen corazón, el inteligente, el marginado, en una clara observación de la realidad, lo que al mismo tiempo produce una cierta nostalgia en los espectadores adultos que recuerdan aquellos momentos, tal vez felices según en el bando en el que se encontraran.
En este sentido crea un film intemporal que interesa tanto a los jóvenes como a los adultos, obviando frases de moda o la cuestión de las redes sociales que tanto usan los jóvenes actuales interesándose por temas más generales como el pertenecer a un grupo popular o por la chica que acaba de llegar a la que trata de ayudar al sentirse en la misma situación que él.
Fue una de las sorpresas en Francia con reparto infantil prácticamente desconocido, elegido de entre distintos institutos y colegios de París.
Es todo lo contrario a lo que ocurre en las comedias americanas de este género con las clásicas gamberradas, mientras que en este caso es mucho más creíble, más natural en cuanto a las cosas que pasan.
El chico acabará encontrando su lugar en este mundo, en esta cinta hecha con sentido del humor, pero fino, nada chabacano, ni grosero, salvo algunas pequeñas e ingenuas alusiones al sexo.
El niño intenta integrarse en un grupo que no es el suyo y lo va logrando poco a poco.
Los chicos están todos bien, muy naturales, mientras que los adultos no aparecen y los profesores apenas, solo el tío de Benoît, que es un poco gamberro.
Premio Nuevos directores en el Festival de San Sebastián.
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