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CRITICA
Por: PACO CASADO
Nacido en Liverpool, Terence Davies, uno de los directores ingleses más personales, no es de los que más se prodigan, ya que desde que debutó en el largometraje con 'The Terence Davies Trilogy' (1983) hasta nuestros días, únicamente ha hecho ocho títulos en más de treinta años de profesión, pero en casi todos ellos ha puesto su sello de distinción y su exquisito buen gusto a la hora de la puesta en escena, como lo demuestra en este último trabajo.
Con Historia de una pasión rinde homenaje a la poetisa norteamericana Emily Dickinson (1830/1886), una mujer a la que tanto admira, que murió joven, dedicada toda su vida a la poesía y que desgraciadamente no conoció su merecido reconocimiento en vida.
Considerada una niña de fuerte carácter y obstinación, como su padre, pronto se recluyó en la casa familiar junto a sus hermanos Lavinia y Austin, en Ahmerst, en Massachusetts, donde cada día se dedicaba a escribir poemas, con gran rigor y dignidad, en los que hacía profundas meditaciones sobre la muerte y lo efímero de la existencia, y en ellos parece como si toda su vida estuviera esperando su fin.
Escribía preferentemente a altas horas de la madrugada, en el silencio de la noche, para lo que pidió permiso a su severo padre, quien le consiguió un contacto con el director del periódico local que le publicó apenas una docena de sus más de 1800 poemas.
Su solitaria vida no fue obstáculo para que su obra nos transporte a su apasionado mundo a pesar de no salir apenas de la casa familiar.
Un retrato de esta mujer nada convencional de la que se sabe muy poco, tomado desde que era joven y tuvo que dejar sus estudios hasta su solitaria madurez en la que encontró consuelo en la poesía, ha sido la fuente de inspiración para esta obra de Terence Davies quien con ella rinde homenaje a la artista.
Cinthya Nixon, la Miranda de 'Sexo en Nueva York' (2008), da un giro total al situarse en otra época en la que la mujer era mucho menos libre al encarnar a la poetisa en este film del cineasta británico que se ha ganado un sitio en la estimación de la critica, en la que nos habla de la mujer y de su alma torturada que aquí coquetea con el más puro misticismo.
Con admirable sensibilidad nos acerca a su vida dándonos la posibilidad de conocer a esta poetisa, de darle sentido a lo que escribió para la posteridad y saber algo más de ella.
Terence Davies es un director acostumbrado a estar en contacto con la literatura al adaptar frecuentemente novelas al cine y en este caso lo hace con la vida de esta poetisa en la que hace especial hincapié en la belleza de su obra y el dolor producido por la soledad de su existencia, sabiendo interpretar el espíritu de sus poemas que le unen en perfecta comunión con la solitaria escritora a través de sus hermosas imágenes, llevadas a ritmo lento en un tipo de cine para contemplar, para escuchar y deleitarse con la belleza de los poemas que se van sembrando a lo largo del relato de su vida hasta su dolorosa enfermedad y posterior desenlace.
Magnífico el paso de los años a través del envejecimiento de los personajes mediante las fotografías de los componentes de la familia.
Un tipo de cine que recuerda al del maestro Bergman en el que se ve pasar el tiempo, de una época en la que la vida transcurría de forma lenta, por lo que a algunos espectadores les puede pesar su proyección, lo que no le quita méritos a su logro.
Posee una excelente fotografía de Florian Hoffmeister que nos ofrece la exquisitez y exactitud en cada plano cuya cámara se mueve de forma que no moleste, con el encuadre exacto, con magnífico vestuario y ambientación de la época y una dirección de actores digna del mejor maestro en cuya interpretación están todos espléndidos.
Pasó por el Festival de Berlín sorprendentemente fuera de competición.
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