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CRITICA
Por: PACO CASADO
La obra de teatro de los años treinta 'Anacleto se divorcia', de Pedro Muñoz Seca y Pedro Pérez Fernández, en la que se basa el guion de esta película, tenía cierta gracia en su momento y para las sencillas gentes de aquella época.
Don Ramón Pozuelo y su esposa doña Socorro Velilla, que llevan cincuenta años casados, son propietarios de una taberna típica en un castizo barrio madrileño, emprenden un largo viaje a México donde su hijo Carlos Pozuelo va a contraer matrimonio con Gloria, la hija de un importante empresario mexicano que es gran millonario.
Doña Socorro, que es una maniática de la limpieza, más que una esposa es una detergente, lleva años amargándole la existencia a Don Ramón.
Como en México se tramita el divorcio con gran celeridad, el infeliz tabernero se agarra a ello como tabla de salvación, sin tener en cuenta las posibles consecuencias que le pueden traer ese acto.
Pero el abogado que interviene en el asunto, no da curso a los papeles ya que su experiencia en estos casos le dicta que esta pareja no podrá vivir separada.
Al final las aguas volverán nuevamente a su cauce sin más problemas.
El esquema teatral de entonces podría ser válido, pero hoy en día ya no funciona.
Bien es verdad que los tres "inteligentes" guionistas que firman esta adaptación de la obra al cine, que tienen su renombre, la han remozado tanto que prácticamente no ha quedado casi nada del texto original, más que el esqueleto, el armazón donde se sustenta todo el film.
Los chistes han sido actualizados y algunos de los pasajes, por no decir bastantes, se han cambiado para darles un aire más cinematográfico.
Por otra parte la coproducción con México hace que estemos un tanto obligados a enseñar algunos lugares típicos de la ciudad de México DF, las playas de Acapulco, sus paisajes, sus monumentos y sus mujeres, que colaboran con buena parte del reparto con sus actrices, sus actores y también con algún que otro técnico.
La comedia está pasada, aunque hace gracia, no obstante, a un público ingenuo que ríe con las payasadas que son habituales en Paco Martínez Soria en el personaje de Don Ramón, que quiere divorciarse de su esposa doña Socorro, por estar obsesionado con la limpieza y no dejarlo vivir tranquilo.
Al final todo queda en nada simplemente en un feliz desenlace y contentos todos con la moraleja que se nos ofrece sobre el matrimonio.
El director Pedro Lazaga sigue en su declive profesional haciendo productos vulgares y pretendidamente comerciales sin más pretensiones de ningún otro tipo, con una dirección funcional para la divorciada pareja encarnada en las figuras de Paco Martínez Soria y Florinda Chico.
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