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CRITICA
Por: PACO CASADO
Se trata del debut como director cinematográfico del músico Fito Páez, aunque ya había hecho antes un mediometraje y participado en la producción de Martin Hache.
Toma como argumento una leve anécdota, el regreso de España de una mujer argentina, motivado por la enfermedad de su padre, y para resolver cuestiones en torno a la herencia. Esta vuelta al contacto con una realidad que casi había olvidado, le hace recordar un pasado traumático, en torno a la feroz represión desatada por la dictadura militar durante los años sesenta que es un tema pendiente y latente aún en nuestros días por las muchas y graves consecuencias que ocasionó.
El proceso de catarsis de esta mujer, de clase alta, está centrado principalmente en la superación de su problemática actitud ante el sexo y el contacto humano, que le dejó una herida aún abierta.
El guión complica un poco la trama, embarulla los temas, conceptos y sentimientos, especialmente en los momentos finales, con unos rasgos algo forzados que limita un poco la reflexión propuesta acerca del presente de una sociedad con demasiados fantasmas y con una nueva generación que nace marcada para siempre.
Una estupenda Cecilia Roth, que soporta buena parte del peso de la película como protagonista casi única, apoyada por la joven Dolores Fonzi o Gael García Bernal y el veterano Héctor Alterio.
Fito Páez desde la dirección no logra traspasar plenamente a la pantalla todo lo que la idea original llevaba dentro.
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