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CRITICA
Por: PACO CASADO
Se desarrolla en vísperas de la Primera Guerra Mundial. Es la historia de un amor loco, en la Alemania de 1912. Friedrich Zeitz es un joven trabajador, de clase baja que, por sus estudios, a ha llegado a ser ingeniero e ingresa en una siderurgia donde asciende rápidamente por sus méritos y que alcanza los puestos directivos debido a la enfermedad del dueño de la misma, Karl Hoffmeister, un magnate del acero, casado con Charlotte, una mujer muy joven y reservada, a la que ayudó en su momento; el jefe pide que se traslade a vivir en su casa, debido a su enfermedad, y se enamora de su esposa de manera apasionada pero secretamente, sin atreverse a revelar sus sentimientos el uno al otro, incluso sufriendo una separación de ocho años cuando éste es enviado a México.
Ella es una mujer que siente que está malgastando los mejores años de su juventud junto a un hombre mayor que ella que le dobla en edad.
Filmada con encanto, con una gran corrección, con sensibilidad, explotando la forma más académica en la realización, como corresponde al buen cine francés, en la que se tratan las apariencias que se mantenían en aquellos años debido a las distancias de las clases sociales y de los amores reprimidos en los que se aman con una simple mirada.
El guion está basado en la novela corta 'Journey into te past' (Un viaje al pasado), una de las más apreciadas del escritor austriaco Stefan Zweig, que era también el autor de 'Carta a una desconocida', de Max Ophuls, obra con la que tiene ciertas concomitancias en el ambiente romántico de la época en que se desarrolla cada una de ellas.
El director francés recrea una lograda ambientación de principios del siglo XX con una intriga romántica en la que las miradas juegan un papel primordial en el silencioso amor que vive la pareja protagonista que mantienen sus amores en secreto a la espera de la posibilidad de materializarlos, siempre con el anhelo de un próximo reencuentro al ser separados en la distancia y con los inconvenientes de la Primera Guerra Mundial por medio, tan solo remediado por las secretas y apasionadas cartas de amor llenas de esperanza.
El veterano realizador galo Patrice Leconte vuelve a tocar de forma contenida y dramática los temas preferidos de sus comedias, entre ellos el amor, la pasión, etc. que examina de forma precisa sobre las relaciones sentimentales, en este melodrama de época, previsible, presentado fuera de concurso en el Festival de cine de Venecia 2013, que llega a nuestras pantallas con un cierto retraso.
La cinta se beneficia de la habitual buena y trabajada música del compositor Gabriel Yared y de la estupenda fotografía preciosista, que saca buen provecho de la ambientación y el vestuario de la época, del portugués Eduardo Serra.
Bien interpretada con oficio por la pareja protagonista, mejor Rebecca Hall que Richard Madden, e igualmente destacable el trabajo de Alan Rickman que recibió el Premio al mejor actor de reparto en el Festival de cine de Beijing 2014.
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