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CRITICA
Por: PACO CASADO
No sabemos porqué se siguen importando producciones de esta serie de Santo el enmascarado de plata, ni qué éxito pueden haber tenido en México, su país de origen.
Tampoco comprendemos cómo el público sigue asistiendo a esta clase de películas, ya que vista una, vistas todas, porque tienen la misma fórmula, con un título largo pero cortas de ideas.
Lo cierto es que todas ellas están cortadas por el mismo patrón de cine de mala calidad.
Se trata simplemente de exhibir las facultades físicas y las dotes de luchador del protagonista, Santo, y para ello se nos dan en dosis masivas varios combates de lucha libre, crímenes y canciones a cargo de los componentes de la Sonora Matancera.
Entre col y col, lechuga: más puñetazos también fuera del cuadrilátero de las doce cuerdas.
Por supuesto no hay ni que decir que todo ello va enlazado con una leve anécdota policiaca que además resulta increíble.
Pero el agravante de toda esta repetición no termina ahí, sino que también las posiciones de cámara, la colocación de los actores dentro del cuadro, la planificación, todo está falto de ideas y de inteligencia, tanto en las escenas de lucha libre como con las canciones.
Las tomas se hacen siempre desde el mismo ángulo con ligeras variantes, el público resulta ser el mismo, a pesar del cambio de velada, de contrincantes y de día.
La mala fotografía parece que es un síntoma del cine mexicano, resultando sobre todo quemada en los blancos.
La música y las canciones denotan la antigüedad de la cinta.
En cada nuevo film los directores se turnan, pero ninguno consigue ni siquiera renovar algo o aportar un mínimo de calidad.
Si en los anteriores títulos que hemos visto, junto al endeble argumento, manido y malo, se introducían los consabidos combates de lucha libre para darle un mayor aliciente y poder exhibir las condiciones de luchador del protagonista, con lo cual tenía un público aficionado a este deporte que le sigue, en esta ocasión se ha pretendido sumar un mayor número de espectadores añadiendo para ello una serie de números musicales y canciones pésimamente montados, sin originalidad y con un mal gusto que asombra.
De comienzo el guion se entretiene, durante unos treinta minutos aproximadamente en presentarnos alternativamente los combates de lucha con los números musicales, hasta que por fin, pasado ese tiempo, entra en acción.
De cine no hay nada, de entretenimiento muy poco.
Total nada de nada.
Todo ello se alterna con varios asesinatos además de la violencia propia de este género.
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