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CRITICA
Por: PACO CASADO
Siguiendo con la falta de ideas se vuelve a echar mano, una vez más, a continuar con alguna saga que tuviera éxito años atrás y ahora le toca el turno a Matrix que comenzó en 1999 a la que dado su éxito le siguieron dos títulos más Matrix Reloaded (2002) y Matrix Revolutions (2003), con lo que se daba por concluida la trilogía.
Ahora regresa la saga con la cuarta entrega 'Matrix Resurrections' (2021) a más de veinte años de iniciarse esta serie en la que se vuelve a resucitar a sus protagonistas dados por muertos.
La productora Warner se negaba a seguir con la saga, pero Lana Wachowski empezó un día a escribir la nueva historia y aquí está ya en las carteleras españolas.
Aunque continúan los actores principales sin embargo ha habido cambio en otros con la incorporación de nuevos nombres interpretando distintos personajes y sin embargo algunos han sido sustituidos por cuestión de agenda, caso de Laurence Fishburne.
El protagonista, Thomas A. Anderson, más conocido como Neo, trabaja ahora como creador de videojuegos y tiene consulta con un psicólogo analista que le receta pastillas azules para que siga en la ignorancia, pero todo da un cambio cuando un día entra en un bar de San Francisco, donde Neo toma el café de la mañana con un amigo, Tiffany, una mujer casada y con dos hijos, apasionada por las motos, que se parece a Trinity y el pasado vuelve a su mente.
Ese es el comienzo de esta nueva historia y a partir de ahí el jefe de la productora de los videojuegos llama a Neo para decirle que hay que seguir creando nuevas aventuras de los personajes de Matrix.
En ese momento esta cuarta película entra en un bucle en el que Neo es atacado por los personajes creados para su propio juego, mientras por otra parte Neo es tratado por su psiquiatra que le receta pastillas azules, y por otra parte está en una especie de clínica o laboratorio en un tratamiento en el que repercute en su físico lo que está pasando en su cabeza con los personajes del videojuego, mientras en la realidad él busca a esa persona que se parece a Trinity, que por lo visto se fijó en ella para crear a ese personaje.
Aquí han desaparecido las ideologías religiosas y metáforas.
Ciertamente nos gustan los films de ciencia ficción cuando están bien hechos y tienen una historia inteligible, aunque irreal y fantasiosa, que esté bien contada, pero en esta ocasión el argumento es un completo guirigay que no hay quien se entienda en qué momento está, si en la realidad, si en el videojuego y si es posible que los personajes del mismo puedan atacar a su creador.
Como idea puede ser original y hasta genial, pero eso hay que contarlo en una pantalla de manera más clara que lo ha hecho en esta ocasión Lana Wachowsky.
Y como viene siendo habitual le sobra metraje por todos lados.
Por lo demás tiene una buena fotografía, estupendos efectos especiales, música e interpretación en general, pero todo ello no salva a un guion confuso y una realización de Lana Wachowski, esta vez en solitario, que no ha sabido salvar ese escollo, resultando una producción enrevesada, desigual e inexplicable.
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