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CRITICA
Por: PACO CASADO
Cuando sus padres se separaron Sara, una niña de 13 años y su hermana menor Catalina, viven ahora con su madre, cuya nueva pareja es otra mujer, Lía, su amante lesbiana.
La vida cotidiana en ese pequeño pueblecito de Chile, Viña del Mar, donde viven las cuatro mujeres, es muy similar a la de otras familias, pero no todo el mundo lo ve de la misma manera, resultando rara ante una sociedad conservadora.
La historia se inicia con un largo travelling que sigue a Sara, una adolescente que se siente extraña en su cuerpo que no para de cambiar como corresponde a su edad y con su nueva familia, que ahora incluye a su madre y su novia, su padre y su mujer, y Nica, un gatito que su hermana menor ha adoptado tras encontrarlo en el jardín de casa.
En esta ocasión adopta el punto de vista de las niñas, Cata y Sara, especialmente de esta última, a través de sus vivencias y circunstancias, con las visitas a la casa de su padre, donde no encuentra el mismo afecto que con sus madres, que quiere que se vayan a vivir con él, que terminará metiéndose en juicio tras varias discusiones, resolución que deja en el aire sin resolver de cara al espectador, que le gustaría saber el veredicto final.
A lo largo de la trama, en la que no ocurren más que las cosas cotidianas de cualquier familia, aunque ésta sea especial, se suceden las conversaciones con amigas, las reuniones en las celebraciones de cumpleaños, las diferencias entre adultos y jóvenes, las relaciones entre los miembros de la misma, el roce, las peleas, los enfados, las discusiones en el hogar y también las escenas de cariño, o las de sexo lésbico, aunque sean fuera de pantalla, las discriminaciones y los prejuicios de los demás.
Esa relación les trae problemas en el colegio a nivel de la dirección y entre las compañeras de las niñas por tener dos mamás, como expone inocentemente Catalina en un dibujo que hace en clase y las peleas de los padres.
Habla también de la represión de la sociedad sobre estos casos y hay que tener en cuenta que la educación que los niños reciban en la familia, el ambiente en el que vivan, influirá en el devenir de su futuro; sin embargo a Sara parece no afectarle, ama a su madre lesbiana, pero también a su padre, que odia a Lía.
Pepa San Martín, perteneciente a la nueva generación de cineastas chilenos de 2005, tras realizar dos cortos, llega a la dirección de su primer largometraje con 'Rara' (2016) que muestra en esta producción la homofobia interiorizada de la sociedad, lo que expone con la sensibilidad femenina en una película en la que predominan las mujeres, tanto en la dirección y el guion como en la mayoría del reparto, aunque no por ello toma partido sobre la cuestión, se limita a exponer unos hechos sin juzgarlos, objetos de denuncia e injusticia social, sin ocultar su militancia, con naturalidad y elegancia narrativa, dejando a un lado las reivindicaciones políticas para componer esta tierna historia sobre la familia moderna, el amor y la búsqueda de la identidad.
Posee un sencillo guion, inspirado en el caso real sucedido en 2003 a la jueza Karen Atala que perdió la custodia de sus dos hijos por vivir con otra mujer, con situaciones creíbles, llenas de franqueza en las interpretaciones en las que están muy bien las cuatro mujeres protagonistas, tanto las adultas, Mariana Loyola y Agustina Muñoz, como las pequeñas, Emilia Ossandon y Julia Lübbert, especialmente esta última en el papel de Sara que carga con la mayor parte del peso del film.
Gran premio del jurado de la Generación Kplus Internacional en el Festival de Berlín. Premio Centenario a la mejor ópera prima en el Festival de India. Premio del público y del jurado a la actriz Julia Lübbert. Premio Felix a la mejor cinta de ficción en Río de Janeiro. Premio San Sebastián a la mejor película latina LGTBI y Premio Horizontes Latinos a Pepa San Martín en el Festival de San Sebastián.
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