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CRITICA
Por: PACO CASADO
Esta película está basada en una novela de Ernest Hemingway, la menos cinematográfica de la bibliografía de este autor por su carácter contemplativo e intimista y sin apenas diálogos, difícil de llevar a la pantalla, convertida en uno de los clásicos de la literatura contemporánea y con la que el escritor ganó el Premio Pulitzer.
Esta historia ha sido objeto de varias adaptaciones.
Santiago es un viejo testarudo, un pobre pescador mexicano que se pasa tres días en su bote intentando pescar un gran pez espada.
Durante ese tiempo lucha contra la naturaleza y contra sus propios demonios interiores y recuerda que hace tiempo perdió a su única compañía, un joven cubano.
A partir de ahí se da cuenta de que ha pasado la mayor parte de su vida solo.
Su mejor amigo es Manolín, un niño que le quiere y le cuida.
Ama el mar y sueña con una buena pesca.
Un día captura a ese enorme pez espada, que se empeña en llevar a la costa en lucha con sus peores enemigos: los tiburones.
Sin embargo el esfuerzo que deberá realizar es tan grande que llegará al límite de sus energías para lograrlo.
El film tuvo un rodaje difícil y accidentado en paisajes naturales del Caribe.
Fue comenzado por Fred Zinnemann que abandonó poco después y tuvo que ser terminado por John Sturges, que tal vez no supo o no pudo darle el ritmo necesario para obtener mejores resultados, lo cual es disculpable cuando tuvo que coger las riendas una vez comenzada la filmación.
Tiene una gran parte de documental y en buena medida resulta un monólogo interior, el que hace el protagonista, Santiago, solo en su barca.
Ernest Hemingway posee un breve cameo en la cinta.
Fueron nominados Spencer Tracy y la espléndida fotografía de James Wong Howe y ganó el Oscar la buena música de Dimitri Tiomkin. Premio Nastro d'argento al mejor film extranjero. Laurel de oro a la fotografía. Premio NBR a la mejor pelicula y a Spencer Tracy.
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