Título: |
BACANAL EN EL ANIVERSARIO DE BODA |
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Tit. Orig.:
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LES NOCES DE PORCELAINE |
Nacionalidad: |
FRANCIA, ITALIA, 1975
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Dirección: |
ROGER COGGIO |
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Guión: |
PHILIPPE PIERRE, ROGER COGGIO. Basados en una historia de ROGER COGGIO
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Fotografía: |
JEAN BOFFETY |
Música |
ALAIN CORAGUER |
Interpretes: |
PIERRE BLAISE, SYBIL DANNING, MYLÉNE DEMONGEOT, CHRISTINE LELOUCH, PAUL GUERS, MICHEL DE RÉ, JEAN-FRANÇOIS RÉMY, SABINE GLAESER, COLETTE TEISSÉDRE |
Censura: |
AUTORIZADA PARA MAYORES DE 18 AÑOS. Clasificada "S" |
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Duración: |
100 MINUTOS |
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Por PACO CASADO
La idea interesante y amoral que parece plantear esta película de Roger Coggio es la de que la plenitud sentimental y amorosa ha de tener resonancias colectivas y nunca limitarse al campo individual o de la pareja.
El autor, Roger Coggio es uno de los muchos casos de actores, teatrales y cinematográficos, (podemos recordarle en “Una historia inmortal” de Orson Welles), que se pasa al campo de la realización, eligiendo en esta ocasión un film con dificultades previas, desde su misma temática o la abundancia de diálogos o al numeroso plantel de actores que ha tenido que dirigir.
Todo ello repercute en que la cinta resulte en muchos de sus momentos inmadura y no responda al interés inicial, si bien el control de los actores es eficaz y sobre todo no se queda en lo que podría haber sido el habitual aprovechamiento comercial del argumento, dado lo atrevido del planteamiento o la abundancia de situaciones escabrosas, sino que la dirección de Coggio apunta más alto y busca el dibujo costumbrista por encima de fáciles concesiones a lo que se trae entre manos.
Buen colorido y fotografía, en su mayoría en interiores, y tono estándar correcto, como suele ser habitual en las producciones francesas medias.
Descarga cartel Ficha
Producida por Carlos Reygada, Carlos Serrano Azcona, Jaime Rosales y Jaime Romandía, hace su ópera prima el guionista y director madrileño Carlos Serrano Azcona, que fue ayudante de dirección de Carlos Reygada en su primer largometraje, Japón.
Antes estudió Filosofía en la Universidad Complutense y dirección en la London Film School, pero poco aprovecharía el tiempo a juzgar por los resultados de su ópera prima.
A la vista de quienes son los productores, del estilo de cine que suelen hacer, de la ayudantía de dirección con el que aprendió, no es de extrañar que el cine que lleva a cabo en su primera película este individuo sea exactamente igual que el de sus próceres, con las mismas características, de aburrido, de sin sentido, de sin argumento y de sin idea de lo que es el lenguaje cinematográfico en su afán de innovar o de epatar, siempre con la cámara a mano y pegada a la nuca del protagonista que deambula por las discotecas y las calles de noche, de día o duerme en un banco, sin la más mínima elipsis de tiempo.
El protagonista se ha divorciado de su mujer pero quiere ver a sus hijas, cosa que tiene prohibido por ley y a pesar de ello se empeña en hacerlo. Ha trabajado fugazmente en la discoteca de un amigo pero es expulsado a las primeras de cambio y se vuelve a quedar en la calle sin nada que hacer. Termina acercándose a ver a su abogado que le vuelve a decir que no haga nada y acaba por querer tirarse de un puente y ahí se corta la historia, si es que a eso se le puede llamar así, que está mejor contada en estas cuatro líneas que en las insoportables imágenes de esto ya que no nos atrevemos a llamarle película.
Esta misma técnica en las cintas de Reygada es aburrida, se ve crecer la hierba, observar íntegro un amanecer o una puesta de sol, pero al menos tiene una belleza que aquí no hay por ningún lado. Y se ponga como se ponga el director y sus patrocinadores esto es anticine, anticomercial y dudamos que encuentre quien lo estrene. Pasó por el Festival de San Sebastián en una de las secciones paralelas, que es donde se ha llegado a exhibir y los pocos que la vieron salieron echando pestes.